viernes, 19 de noviembre de 2010

La primera vez

¿Qué tiemblas, so bobuca, de frío o de miedo? Poco me recuerdo, pero que más frío y más miedo pasé que tú sí me lo sé. Qué más niña era yo, aquí donde me ves y entonces sí que había motivos pa temblar, que a más de una no se la volvió a ver el pelo, y ni preguntar por ellas se podía. Hace más de veinte años de aquello,que éramos cuatro monas. Eso sí, trabajo de sobra… pero ¡anda!, ponte mi chaqueta, que con esas piernazas no necesitas enseñar na más. Y ya basta de palique: tú clava esos ojazos en el lao del conductor, como si no existieran los faros. Y fuera esa mirada de oveja perdía, que los lobos saltarán sobre ti. Se tú la loba si quieres seguir p’adelante, que ese trapo te sienta de maravilla y pareces una estrella de cine… ¡Eh, mira! Ese va a pará te lo digo yo, que de esto sé más que nadie ¡Anda arrímate a la carretera que ya te han echao el ojo! Así, así, y tápame un poco, que cuando paren nos subimos las dos. Que la primera vez era yo un pimpollo como tú, pero ahora, ¡ay ahora a mi sola ya no me cogen! Anda, mi niña, tápame bien… así, así, que ya paran, que ya paran…

Marian

lunes, 1 de noviembre de 2010

Llámame Beatriz

Ya no quiero que me llamen “Bea”. Así me han llamado siempre en mi familia, pero sobre todo Mario. He sido “Bea” para él, en cuerpo y alma; en deseo, al principio, y en resignación desde casi siempre. Desde la eternidad de los diecisiete a los veintiocho años que ahora tengo. El seguirá siendo alcohólico, o tal vez se recupere. No lo sé, me da igual. Yo tengo miedo a no saber recuperarme. Por eso, a principios de verano, le regalé todos los vestidos de “Bea” a mi madre; ella les dará buen uso. Tal vez se los reparta con la madre de Mario. Esa buena mujer que me hizo alta con un pedestal.
Ahora puedo escribir esto, feliz, sin culpa, desde este viejo café de Estambul, viendo la Torre Gálata. Contenta de que me pregunten en turco, pensando que soy de aquí por mi físico y… vestida de Beatriz.

Juanma