viernes, 8 de enero de 2010

ANGELITO


CÉSAR

Angelito largó a la puerta tres patadas de frente. La última le dolió, así que se puso de espaldas y siguió pateando la puerta en plan acémila mientras amenazaba.
-¡Voy a liarme a patadas con todo! ¡Vais a ver!
La vieja puerta no cedía a sus coces. Tampoco se oía ninguna voz contestando a sus bravatas.
- ¡Quiero salir!, ¡Quiero mi pelota!.. Pero solo le contestó el silencio.
-¡Que voy a tener cuidao! … Y el silencio comenzó a humedecerle los ojos.
Fuera de sí dirigió su rabia hacia una vieja maleta arrinconada en una esquina del desván. Al segundo patadón la maleta le reveló su interior. Cinco muñecas alineadas en el olvido le miraban con ojos de infancia antigua.
Superada la sorpresa y el miedo inicial cogió por el pelo la que tenía más a mano y la estampó contra la pared.
-¡No quiero muñecas!
Enganchó la segunda por la melena de pelo rubio y comenzó a darle patadas al tiempo que gritaba.
-¡Quiero mi pelota!, ¡Quiero jugar con mi pelota!, ¡Ahora!, ¡Ahora!
Al cuarto intento de saque de puerta, el cuerpo aterrizo a tres metros en un revoltijo de sedas y encajes mientras la cabeza seguía colgando de su mano izquierda por el pelo.
Subió la cabeza decapitada a la altura de los ojos y rehuyendo su mirada tuerta la levantó un poco más para concentrar su atención en el hueco donde la cabeza se había unido al cuerpo.
Su enfado había desaparecido. Metió todo el pelo de la cabeza dentro de ella misma y lo sello con una cinta de embalar que había en una estantería.
A continuación se dirigió a la muñeca asesinada contra la pared. Le arrancó la cabeza e hizo lo mismo que con la anterior, insensible tanto a sus ojos azules como a sus mofletes sonrosados.
Los dos cuerpos decapitados los colocó sobre el suelo con las piernas hacía arriba y haciendo equilibrio sobre sus cuellos sin cabeza. Luego fue hasta la maleta. Sacó un muñeco vestido con camiseta y pantalones cortos y lo colocó de pie entre las dos decapitadas. Miró el conjunto y tras pensárselo un poco aumentó el espacio entre las dos descabezadas moviendo una de ellas. Volvió a la maleta y arrancó el vestido a las dos muñecas que quedaban hasta dejarlas con la camiseta y las bragas. Tras meditar unos segundos las situó delante del muñeco con pantalones cortos, una a dos metros y la otra un poco más adelante. Satisfecho cogió una de las cabezas preparadas y se fue al otro extremo del amplio desván. La echó al suelo y comenzó a correr hacia las muñecas pateando la cabeza mientras gritaba.
- Messi avanza hacia la portería . Regatea a uno… Dos defensas… Dispara a puerta …y Gol, Gol, ...Goooooooool de Messssssssssssi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario