miércoles, 3 de marzo de 2010

TOMAR MEDIDAS



La arena caliente le hacía bien en los huesos. Después del largo baño, tumbado boca arriba, con los brazos bajo la nuca, tomaba medidas al acantilado. Vio el hueco para la mano derecha y aquel pequeño saliente que le serviría para hacer el paso del pie izquierdo. Se fió de él; pequeño pero contundente. Era una vía fácil: un quinto; tal vez un sexto. Además, sus nuevos pies de gato se agarraban a todo.

Por ese día la dosis de playa era suficiente, pensó. Levantó ambas piernas para impulsarse y sintió el puñal atravesando su rodilla de parte a parte. Apretó los dientes; los ojos ya estaban cerrados, fuerte, muy fuerte. Tres respiraciones, cuatro…diez. Deslizaba suavemente la mano por la cicatriz palpando el tornillo de acero en su interior. Sin abrir los ojos giró sobre si mismo dejando el acantilado a su espalda.


Rosa

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