viernes, 21 de enero de 2011

Bala perdida



Todo el mundo sabía que era una mujer bala, solo había que mirarle la cabeza como embutida en un casquete metálico. La llevamos a la oficina de objetos perdidos después de encontrarla impactada entre las calabazas del huerto. Pasaron meses hasta que apareció un tipo con olor a pólvora preguntando por su mujer a la que había extraviado por un error de cálculo. Ante su presencia siguió emboscada en su casquete estupefacta como una bala perdida. No es ella, dijo, exhalando un suspiro de alivio. Pero antes de que traspasase el umbral, una voz metálica exclamó: “Luis, mientes peor que disparas”. Y se la tuvo que llevar.

Mamen

No hay comentarios:

Publicar un comentario